jueves, 17 de mayo de 2012

Suerte vuelve II... Cap 14

Alex llegó de la farmacia. Ana estaba aterrada.

- Sería algo muy bonito, ¿no crees? - le dijo él.
- No. No creo que sea el momento. Él y yo nos queremos, pero.... - Ana no sabía como expresar lo que sentía - ¿de verdad estamos preparados para ser padres?
- Tú estás preparada para todo. Naciste preparada. Aunque no pensé que tú fueras madre... - Ana miró a Alex anonadada por aquella afirmación. - No me mal interpretes.Es genial y me encanta que seas mami, peeeero, tal y como eras, te comportabas,... no pensé que llegaría a ver un día como este. Pero estoy encantado. Creo que serás una madre maravillosa.
- Supongo... - Ana sabía que ella sería una madre estupenda. Pero, ¿y Alberto?, ¿sería capaz de estar a la altura?

Unos minutos más tarde las sospechas se hicieron realidad. Ana estaba embarazada.

-¿Qué voy a hacer? - se preguntó a sí misma en voz alta, sin pensar en Alex.
- ¿Lo dices en serio? - Alex no pensaba que Ana fuera así, no pensaba que ella estuviera tan mal, no pensaba que necesitara tanto la ayuda y el apoyo de todos. - Te has casado con el hombre que amas, y ahora vais a tener un bebé. ¡Eso es maravilloso! - le dijo mientras le cogía las manos.- Es un milagro. Es precioso y no entiendo por qué no eres feliz. ¿Pasa algo?
- Lo sé. Tienes razón. - Ana quería sincerarse, necesitaba soltar todo lo que tenía dentro. - Amo a Alberto, en serio. Si no, no lo hubiese traído aquí, no me hubiera casado en la playa con él, ....
- Pero - Alex quería que le contara el por qué de aquel miedo.
- Pero no sé si me será fiel y no sé si eso lo podré soportar. Alex - Ana le miró fijamente, mientras que de su cara caían dos pequeñas y sentidas lágrimas - no soy de esas mujeres que miran hacia otro lado. No, con el hombre al que amo. Con mi ex era diferente. No le quería, me daba igual lo que hiciera, por que, así estaba bien. Me había centrado en mi carrera, quería triunfar, no pensaba en la maternidad ni en el amor, no con él, pero llegó él y ahora si pienso en que una mujer toca a Alberto, me pone frenética, y los celos afloran en mi ser.
- Ana - Alex quería ser todo lo sincero que se podía ser en ese momento. - Solo tú sabes la respuesta y hagas lo que hagas, yo siempre estaré a tu lado.
- ¿Qué te parece Alberto?
- No te puedo contestar a eso sin hacerte sentir mal o bien y eso hará que tomes una decisión, por lo que pensamos los demás, no tú. ¿Qué te parece a ti?¿Será un buen padre?
- Creo que el ser padre, podría ayudarle a madurar, a darse cuenta de lo afortunado que es y de querer que lo nuestro funcione y sea para siempre. Creo que si se lo digo...
- Esta noche no lo vas a ver. Acuérdate que esta noche tenemos la cena.
- No me apetece - Ana se tumbó en la cama - tengo mucho en que pensar, y no me encuentro bien.
- Pues lo siento, pero yo no me voy solo con esas arpías. Siempre sacan lo peor de mí. Además no es mi despedida es la tuya.
- Vaaaaaaaaaaale - Ana se levantó de la cama y fue hacia el vestidor. - ¿Qué me pongo?

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- ¡Chicas! - gritó Amanda -. Esta noche todas estamos solteras. ¡Vamos a quemar la ciudad!
- Síííííííííí - gritaron Cayetana y Fabiola al unísono. - ¡Solteras forever!
- Esta noche es para ti. ¿Por qué no estás entusiasmada? - Amanda no le quitaba ojo a Ana, notaba que algo pasaba y su vena carroñera quería saber qué pasaba para sacarle todas las entrañas - Tienes que divertirte con tus damas de honor.
- Sí.... Tienes razón. Perdonar. Es que no he pasado un buen día, tengo el estómago revuelto....
- Eso se te pasará con unos tequilas - dijo Fabiola.
- No creo que sea buena idea tomar unos tequilas. - Ana estaba nerviosa, necesitaba algún apoyo. Sabía que aquellas tres lo que querían era emborracharla y sabiendo cual era su estado, en lo único que pensaba era en irse a casa a descansar.
- ¡Hola chicas! - gritó Alex. - Me encanta que me inviten a una despedida de solteras.
- Sí. Bueno, hemos pensado que eres una más de nosotras. - Dijo Amanda, aunque todos supieran que no era cierto.
- Tienes razón. Soy "una" más. Aunque como vosotras..... - Alex intentaba buscar la palabra idónea, pero prefirió guardársela para reírse con Ana. - No lo creo.
- Bueno. ¿Qué os parece si pedimos la cena? - Ana respiraba tranquila al ver a Alex, pero sabía que si le picaban saltaría y todo aquello terminaría como la primera guerra mundial.
-Voy a llamar al camarero, a ver si, mientras esperamos, nos trae unas copas. - Fabiola ansiosa por beber, no pensaba en otra cosa.
- ¿Qué os parece si os traigo yo la bebida? - Alex se levantó de la mesa - Conozco a un camarero y seguro que nos servirá rapidísimo.
- Queremos tequila - dijo Fabiola. - Para recordar el super viaje de hace unos días.
- Claro. Ahora mismo.
- Yo ya les he dicho que no puedo beber alcohol, que no me encuentro bien - Ana le hacía señas. Él la entendería.
- Va..... - contestó él. - Por una copita no pasará nada. A lo mejor se te pasan todos los males.

Ana no se lo podía creer. Alex había ido como ayuda por si algo así pasaba y ahora le decía que se tomara una copa, que no pasaba nada.

- Ana te vibra el móvil.
- ¡Es verdad! Es un mensaje. - dijo mientras lo cogía de la mesa.
- Seguro que es el futuro maridito. Dile que te deje en paz, que esta noche es solo para chicas. - Fabiola llevaba meses sin poder salir de fiesta.

Ana miró el mensaje y no era de Alberto, era de Alex. Le había enviado un whatsapp desde la barra:

 No m mires así cuando voy a x las copas. ¿crees q no sé lo de tu stado? No s m ha olvidado. Tengo 1 truco. Seguro q t gusta. Confía en mí.

Ana miró hacia donde estaba él. Le sonrió. Por supuesto que se fiaba de él. Mejor que de aquellas tres hienas, que solo querían emborracharla.
Había ido a muchas despedidas de solteras, preparadas por las arpías. En ella, cogían a la novia, la emborrachaban y luego le sacaban toda la información que pudiesen, para luego poder reírse de ella, chantajearla, o simplemente, pasar un rato divertido mofándose de alguien a quien envidian.
Cuando dijeron que le prepararían la despedida, Ana intentó librarse por todos los medios. Pero Amanda es muy persuasiva y convenció a la madre de ésta para poder llevársela de fiesta. Ana no pudo decir que no. Había sido una encerrona, pero para que no hicieran de las suyas, lo único que pidió era que Alex también fuera. Al fin y al cabo se divertiría más viendo a un hombre desnudo que a una mujer.

Cuando Amanda fue a recogerla, esta se llevó una sorpresa un tanto extraña. Pensaba que habría invitado a las de siempre, amigas de amigas de amigas, para amenizar la fiesta, como ella decía. Pero no, solo eran las tres damas de honor, la novia y Alex. El cual hizo que se había dejado algo, para no tener que ir todos en el mismo coche, llevarse el suyo y tener escapatoria para él y Ana de aquel infierno.

Dos segundo más tarde, Alex le envió otro mensaje:

Acuérdate, cd no puedas + y t quieras ir t levantas, haz q t tambaleas, para q no sospechen. Vas al baño y yo t recojo y nos largamos.

Ana le respondió de inmediato:

Sí, lo sé. Pero estamos demasiado cerca dl baño.Cenarems con ellas, en la disco nos vamos. 

Dos minutos más tarde, Alex apareció con un guapo camarero de ojos verdes y repartió una bebida a cada una.
- He pensado que tequila solo en plan chupitos es vulgar. ¡Qué mejor que un Bloddy Mary! es más "chic", ¿no creéis?
- Pues sí - dijo la arpía reina, mientras las otras dos asentía con vehemencia - es más de nuestra clase brindar con un cóctel. ¡Buena idea! Ves como sí eres una de nosotras.
- Ya te gustaría que fuera una de nosotras.
- ¿Ah si? y ¿Por qué me gustaría? - Amanda se aburría, necesitaba algo de acción y Alex se la podría dar.
- Pues simplemente, porque sería la única manera en la que vosotras terminarais de tener el glamour que os falta. - Alex miró a Ana y los dos sonrieron. Amanda se puso roja como su copa.
- No se lo toméis en cuenta. - Ana no necesitaba una pelea aquella noche y menos de Amanda.
- He pensado que como ella es la anfitriona de la fiesta debería tomarse una copa un poco más grande. Se la he pedido doble.
- ¡Perfecto! - gritó Fabiola. - La novia tiene que beber más. Tiene que coger fuerzas para la gran boda que le han preparado.

Ana tomó un gran sorbo y se dio cuenta de la jugada de su primo y amigo. El camarero había preparado 5 bebidas con alcohol y otra, la de Ana era un bloody Mary sin rastro de alcohol.

Al rato empezaron a cenar. Estaban en un restaurante precioso y muy caro en el centro de la ciudad, todo pagado por el padre de Ana para que ella y sus amigas pasaran una gran noche. Alex intentaba que las chicas le explicaran cual era el siguiente paso de la fiesta, pero ellas solo se miraban y se reían.

- Ya te enterarás a su debido tiempo. Es una sorpresa. - Mientras Amanda decía eso Ana solo pensaba: La sorpresa os la vais a llevar vosotras, por que no me pienso quedar para averiguarlo.
- Estas muy callada. - Cayetana estaba al lado de Ana y la veía rara, distante.
- Quiere decir más de lo normal, claro está - por supuesto Amanda tenía cualquier frase iriente preparada.
- No me pasa nada. Solo estoy cansada. Ya os lo he dicho antes....
- Sí , sí, lo sabemos. - Fabiola no quería oír lamentos, solo tenía ganas de fiesta - Alex dile a tu guapo amigo, el camarero, que nos traiga más bebida. Por cierto Ana, tienes que acabarte el cóctel que pronto empezaremos con el champán.
- No creo que eso sea bueno, mejor que siga con los cócteles, que me gustan más.
- Va a ser que no. Hemos pedido una botella especial para tí. - En ese preciso instante apareció el camarero con una botella de champán. - Hemos pedido el champán que más te gusta, un Moët con una botella especial para tí. - Las chicas le habían regalado una botella de champán con cristales brillantes, puestos de manera que ponían la inicial de ella y él, dos A entrelazadas.
- Gracias chicas. No me lo esperaba - Ana se sintió abrumada y se puso a llorar. - En serio, es preciosa.
- Pues no lo parece por tu reacción. - Por supuesto Amanda tenía la delicadeza de una ameba y eso solo hacía constatar lo poco que le importaba los demás.
- Será mejor que vaya al baño a refrescarme y ahora vuelvo

Ana se levantó de la mesa. Se tambaleó un poco, Alex pensó que era parte del plan que habían preparado. Pero, Ana realmente, se había mareado.

- Cayetana, ¿te importa acompañarme? - Ana no quería ir sola. Algo que sorprendió a toda la mesa.
- Claro.
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Ana abrió el grifo y metió las manos debajo del agua helada. Eso le ayudó a serenarse un poco.
- Vaya show he montado - dijo avergonzada.
- No te preocupes. Simplemente te has emocionado. - Cayetana era una persona buena y honesta y Ana no entendía por qué estaba con aquellas dos mujeres sin alma.
- Gracias por acompañarme. Tenía miedo de caerme. Me he mareado un poco.
- Creo que es por que no te encuentras bien, por que por la bebida no creo... -Aunque no lo pareciese, Cayetana era más lista de lo que aparentaba.
- No sé a qué te refieres.
- No te preocupes. No se lo diré a nadie. Pero he visto como el camarero ponía tequila a todos los vasos excepto al más grande. Alex se preocupa por ti y como sabes que estas mal, no ha querido que bebas alcohol.

Ana se miró al espejo. Tenía un brillo diferente en la mirada. Había algo más bonito, algo que la diferenciaba del resto.
- Estoy embarazada, Cayetana. Por eso no bebo. - Lo soltó sin pensar. Necesitaba decirlo en voz alta, que alguien más, aparte de Alex lo supiera.
- ¿En serio? - preguntó ella -. Felicidades - quería parecer alegre por ella, pero lo que vio en el viaje se lo impedía. Se dio cuenta de que, aunque ella no quisiera, terminaría convirtiéndose en una de ellas.
- Sí. Es bonito sentir algo así. Aunque... - Ana era demasiado observadora como para pasar por alto aquella expresión. - creo que a ti no te parece bien. ¿Sabes algo que yo no sepa?

Cayetana abrió los ojos de par en par. ¿Cómo podía saberlo? Ella era la única persona presente, nadie lo sabía....

- Cayetana, ¿estás bien? - Ana se había acercado a ella y la zarandeaba con los brazos.
- Perdona. Sí. Estoy bien. Bien. Será mejor que volvamos - estaba muy nerviosa. No quería mirarla a la cara, sabía que si la miraba se lo diría todo.
- ¿Qué te pasa? - Ana intentaba sonsacarle la verdad.- Parece que sabes algo. Alberto me lo contó. Solo necesito que tú me lo confirmes

Cayetana estaba confundida. El propio Alberto se lo había dicho y ella no había sido lo suficientemente dura... Ella siempre había sentido admiración por Ana. La veía fuerte, segura de sí misma, no una persona que por amor se dejara pisotear de aquella manera.
- ¿Te lo ha contado?
- Sí. Me dijo lo de Amanda. - Ana se miraba al espejo, tocándose el pelo. - La verdad es que no me sorprendió viniendo de ella. Es realmente mala esa chica.
- ¿Amanda? No te entiendo.
- Seguro que tú lo sabes. Solo quiero que me lo confirmes y me digas si Alberto, realmente le dio calabazas o pasó algo diferente.
- Ana yo no sé nada. - Cada vez que mentía rehuía su mirada.
- Sabes.... Mientes de pena. Recuérdame que tenemos que jugar al poker, seguro que te desplumo. - Ana la coge del brazo - De aquí no salimos hasta que me digas la verdad.
- ¿La verdad de qué? - Fabiola había entrado en el baño y no se habían dado cuenta.
- Nada.... - Cayetana se había asustado. - Solo quiere saber donde me compré estos zapatos.
- Pues díselo. No es tan difícil, se ve a la legua que son unos Louboutin falsos - dijo mientras entraba en el inodoro.
- No son falsos....
- Los zapatos me dan igual. ¿Qué sabes Cayetana?
- Nada. Será mejor que nos vayamos.

Las dos salieron y fueron con sus amigos a la mesa. Ana le dijo a Amanda que ya estaba mejor. Ahora que sabía que Cayetana sabía algo, no se iría sin la confesión. Quería saberlo todo.

Después de cenar se llevaron a Ana a una disco a las afueras de la ciudad. Parecía que habían retrocedido 10 años y eran las veinteañeras de entonces.
- ¿En serio? ¿Esto todavía está abierto?
- Sí. - Amanda sonrió. - Pensamos que sería divertido volver aquí esta noche. ¿Te parece bien?
- Bueno, creo que está un poco pasado y es un poco.... no sé la palabra.
- Yo sí. - Alex estaba anonadado - es demasiado "kistch", esto está pasado de moda.

Alex cogió del brazo a Ana y quedaron un poco rezagados de las arpías.
- ¿No te ibas a poner peor? - estaba desesperado por marcharse de allí.
- Sí. Lo sé. Pero Cayetana sabe algo. Necesito averiguar....
- ¿Qué eres? detective privado.... - se empezaba a poner nervioso - ¿De qué estás hablando?
- Le he dicho a Cayetana lo de mi embarazo. Y ella se ha comportado raro. Le he preguntado por lo que pasó en el hotel la noche antes de la boda, con Amanda y se ha puesto a la defensiva. Sé que sabe algo y no me lo quiere decir. Alex, tengo que estar segura. Quiero a Alberto, pero los dos sabemos que no es un santo. Quiero saber si es verdad que me quiere, quiero saber si estará conmigo y el bebé.
- Pues entonces, hagamos algo, pero no aquí. Por favor, esto es muy cutre. No pienso entrar.
- Por fa.... - Ana puso su cara de suplica y por supuesto Alex entendió lo importante que era aquello. - Piensa que no solo me afecta a mi.
- ¿Ah.. no? - dijo él de forma sarcástica
- No. Piensa que Alberto está en la empresa.
- Tienes razón. Yo me encargo. Cayetana es muy buena. Seguro que le remuerde la conciencia. Déjame a mi. Tú debes entretener a Amanda, de Fabiola olvídate, está demasiado pedo como para darse cuenta de algo.

Cuando entraron. Ana se fue con Amanda y Fabiola a la pista. Sonaba una canción que ellas mismas habían bailado allí mismo hasta la saciedad.
- ¡Dios mio! - Fabiola empezó a saltar- No me lo creo. ¡Esto está igual!.
- Sí. Parece que no pase el tiempo para la disco - dijo Ana.
- Ya... Pero a la gente sí. Pensé que estaría lleno de jovencitos de 20 años, con los que pudiéramos divertirnos. Esto está lleno de viejos... - Amanda estaba horrorizada.
- Bueno, tú elegiste el sitio. Además - Ana disfrutaba viéndola sufrir - no son tan viejos. Son de nuestra generación.
- No me digas eso que me deprimes.
- Pues es la verdad - le dijo mientras le guiñaba un ojo. -Será mejor que nos divirtamos. ¿No querías que volviera al pasado?
- Sí. Pero era algo divertido. Volver al pasado, con gente joven.

Mientras Ana intentaba calmar a Amanda y tenerla controlada Alex y Cayetana estaban en la barra.

- Me lo ha dicho - dijo Cayetana.
- Lo sé. Se ha enterado hoy. ¿Crees que Alberto será un buen padre?
- No. - dijo sin pensar -. Perdona.
- No pasa nada. Es tu opinión. Aunque no sé por qué dices eso. Yo siempre he visto a Alberto muy atento con Ana y sus necesidades. Yo creo que serán felices y que nada se interpondrá entre ellos.
- Si crees en los cuentos de hadas, sí.
- En serio, - Alex no se podía creer lo que oía. - ¿Qué pasa? ¿Por qué no te gusta?
- No puedo decírtelo. Amanda me matará.
- Así que es verdad....
- ¿El qué? - Cayetana no entendía nada.
- ¿Es verdad que Amanda intentó meterle mano a Alberto y éste la paró en seco? - Alex tenía intención de saberlo todo. Aunque no pensó que la verdad fuera peor.
- No. Eso no es verdad. Amanda esa noche estuvo siempre conmigo y con Fabiola.
- No te creo.
- Creéme. Alberto es un mentiroso y no debéis fiaros de él.
- No sé por qué. Eres tú la que va con misterios y medias tintas. Si tienes algo que decir, ¡hazlo!. No queda nada para la fiesta, la boda. Ella está embarazada - Alex era un experto en hacer sentir culpable a la gente, tocando donde más duele.
- Está bien. Te lo contaré. La noche antes de la boda. Allí en el hotel... - Cayetana no quería que Amanda se enterara de su traición.
- Continúa.
- Tengo miedo de que Amanda se entere que te lo he dicho.
- ¿Por qué?
- Porque quiere que no diga nada hasta la boda y luego contarle toda la verdad. Con las pruebas.
- ¿Qué pruebas? ¿Qué pasó?
- Por favor, no le digas a Amanda que te lo conté yo.
- No te preocupes. No se lo diré.
- Puede destruirme.
- Y tu a ella. - Alex estaba enfadado. Veía a Cayetana con Amanda y no entendía el por qué, después de esa declaración lo supo. Amanda la chantajeaba con algo. Estaba seguro.
- ¿Perdona?
- Caye.... Piénsalo. Ella no es una santa. Seguro que tienes un montón de secretos sobre ella. Secretos que podrías utilizar en su contra. Como ella quiere hacer contigo. Utilízalos. Te mangonea de mala manera, y todo por que piensa que eres débil.
- Lo soy. - Cayetana hacía demasiado tiempo que había dejado de quererse.
- Eso no es verdad. No lo eres. Eres fuerte. Eres una buena persona. Siempre he pensado que tú no podías ser así. Cuéntame que es eso de las pruebas.
- De acuerdo. Como te he dicho pasó algo la noche antes de la boda en la playa. Después de estar un rato las chicas solas, nos fuimos a ver a nuestros maridos. Estaban jugando todos juntos al póker. Antes de llegar a la mesa, pasé por el baño. Justo en ese momento oí unas voces que me resultaron familiares. Así que me escondí. En el baño de mujeres estaban la novia de Fran y Alberto.
- ¿Qué oíste? - Alex no se podía creer esa bomba. Ana tenía razón al desconfiar de aquel tipo. Pero el papel que tendría que jugar él sabiendo todo aquello no sería fácil ni bonito, pues sabía que le destrozaría el corazón.
- Primero presencié un magreo asqueroso entre los dos. Ella estaba apoyada en el lavamanos y él tenía los pantalones desabrochados.
- Será mejor que te saltes esa parte. Solo dime, hubo solo tocamientos y besos, o también hubo penetración.
- Eres directo.
- Lo soy y más cuando algo me importa mucho. Ana es como mi hermana - Alex se estaba enfadado más y más. Al principio sabía que todo aquello le dolería a su querida Ana. Ahora sabía que él mismo lo echaría de casa y de la empresa. Si era necesario.
- Hubo magreo, tocamientos y algo de lengua por sitios indecentes. Y tengo fotos en mi iPhone. Se ve que son ellos.  Mientras se magreaban hablaron sobre sus relaciones
- ¿Y?
- Pues - Cayetana se preparaba para la reacción de Alex al oír aquello - ella le preguntó si seguiría con la boda. Él le contestó que sí. Que Ana era su salvación para la ruina. La chica le dijo que no quería a Fran pero que estaba con él por que sabía que podría tener todo lo que quisiera y en ese momento Alberto le contestó que él pensaba lo mismo de Ana. Salí de allí como pude. Quería contárselo a Ana. Desde que me presentó a Alberto no me gustó. Pero no sé... Pensé que estaba paranoica. Quería que ella se enterara antes de aquello, pero Amanda me encontró antes, se lo conté todo, le enseñé las fotos. Ella se había enfadado con Ana por algo que nos dijo y ahora solo quiere ver su cara, el día que le enseñe las fotos. Pero quiere esperar, quiere esperar meses o un año y entonces... ¡zas!. Yo no quería.
- Déjalo. La verdad es que has sido muy valiente al contármelo todo, pero piensa en lo que habría pasado si no lo hubieras contado. ¿Ana se merece que la odiéis tanto?
- Yo no la odio. - Cayetana estaba llorando.
- Pues no lo parece. Dame tu móvil. -

Cayetana se lo dio y él se mandó todas las fotos por email. Después se lo devolvió y se fue. Se acercó a la pista. Era un gran actor, y las otras dos se creyeron que algo de la cena le sentó fatal. Tenían que irse. Ana no quería dejarlo solo.
Cuando salieron de la disco Ana estaba ansiosa, quería saber que era lo que había pasado.
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- ¡Cuéntamelo! ¿Qué pasa? - ella estaba nerviosa. Alex se había metido en el coche sin decir palabra. Tenía la cara descompuesta. Llena de dolor y rabia.
- Ahora, cuando lleguemos a casa, te lo cuento. Tú y yo solos.
- ¿Pero pasó algo entre ellos?
- No. Entre ellos no. Ahora te lo cuento. Es mejor que sea en casa.

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- Siéntate - le dijo Alex a Ana cuando llegaron a la casita de la piscina.
- Me estás asustando.
- Ana. ¿Quieres mucho a Alberto?
- Sabes que sí.
- Pero no tienes una venda en los ojos y sabes que no es un santo.
- Sí. Lo sé. No se portó muy bien en su anterior matrimonio. Pero esta vez será distinto.
- ¿Por qué? - Alex quería suavizar la situación, pero sabía que aquello no sonaría bien de ninguna de las maneras.
- Pues porque ahora está enamorado. Me lo dijo la noche que nos casamos. Dijo que al verme vestida de novia supo que estaríamos juntos toda la vida, por que nos amamos con locura. ¿Ahora me vas a decir qué pasa?
- Pasa que... - Alex no podía hacerlo. Se sentía débil. No quería romperle el corazón a una embarazada. - Tonteó con alguien, pero no es nada. Ahora es mejor que descansemos.
- Alex, cuéntame qué pasa. No me tomes por idiota. Sabes que no lo soporto y me estoy enfadando. Parece que por estar embarazada me tratáis diferente y no me gusta. DI ME LO.
- De acuerdo. - Alex se sentó junto a ella, cogió el portátil, lo encendió y le dijo - Alberto la noche antes de la boda te puso los cuernos con Jenifer.
- Eso no puede ser verdad - Ana lo sabía. Dentro de su ser estaba segura de que Alberto le había mentido.
- Sí lo es. Tengo las pruebas en el mail. Ellos se fueron al baño, antes de que te lo encontraras en la mesa de póker. Cayetana los encontró. Hizo fotos de todo y escuchó una conversación donde básicamente los dos dijeron que si estaban contigo y con Fran era por tener dinero y estabilidad.

Ana estaba destrozada. Poco a poco se le apagó el brillo en los ojos. Alex fue a abrazarla, pero ella se levantó. Miró por la ventana y empezó a llorar.
Sabía, sin mirar aquellas horribles fotos, que todo era verdad. Él había roto su promesa de serle fiel. Incluso antes de casarse.

3 comentarios:

  1. ¡¡Santa madre del amor hermoso!!

    Hoy empiezo con una expresión popular. Y aunque parezca una paradoja estoy sin palabras. Uala, uala, uala. Dos minutos de ejercicios de respiración después...

    Definitivamente pongamos un Alex en nuestras vidas. Un chico de verdad, casi puedes tocarlo e imaginarte que lo tienes a tu lado para cuando lo necesites. Una maravilla.

    Ahora entramos en el análisis "chungo".

    Definitivamente ser arpía puede llegar a convertirse en un modo de vida. Más reconfortante a nivel moral que material aunque eso de volverte aamrgura andante no compensa la verdad. Lástima que te encuentres más arpías que Alex. Suerte que hay un poco de esperanza con Cayetana.

    El tiro por la culata para las arpías. Lástima. de nuevo ese Alex dando las armas a Cayetana para que se destrocen entre ellas. Retorcido, sutil y elegante. ¿He dicho que quiero un Alex en mi vida?

    Reconozco que me sabe mal por Ana. En su situación actual quiero decir. Cuando parece que ha conseguido ser feliz cae el castillo de naipes. En mi modesta opinión ella sabe que Alberto es como es. Pero una cosa es cuando Ana "no tiene" a Alberto y otra distinta cuando el vínculo crece. A veces asumir que lo que no has querido ver es más real de lo que te pensabas es durísimo.

    Y por último: Alberto hay una película muy buena protagonizada por Humphrey Bogart titulada "Más dura será la caída". No sé si la he mencionado en algún capítulo anterior, si me repito lo siento. Si no es así, para mi, define muy bien el futuro inmediato de este... de Alberto.

    La mejor parte es seguir disfrutando de la historia, comprobar como el nivel via in crescendo. Con ganas, muchas ganas de saber más y al mismo tiempo sin ganas que acabe. Porqué sé que nos acercamos al final.

    ¡¡Enhorabuena de corazón escritora!!

    Un abrazo y a seguir así.

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    Respuestas
    1. Me encanta tu carta!!! jajajajajaja

      Sinceramente, cosas escritas así, con corazón y amor, me llena de orgullo y satisfacción (toma frasecita de las que te gustan, jejeje).

      Me gusta escribir, lo sabes, es mi momento de evasión de mi vida, para meterme en la de mis personajes, y ver que gente como tú, la comenta y me da tantos ánimos me ayuda a seguir. Ya que es duro. Duro por que me encantaría que todo esto llegara a más gente, que me leyeran, me preguntaran, me ayudaran a ver si hago algo incorrecto.

      Simplemente decirte, GRACIAS POR ESTA AHÍ!

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    2. Gracias a ti por escribir. Me encanta que las dos hayamos asimilado que más que comentarios son cartas :-P Y la frasecita... es genial,
      me encanta. Como me conoces.

      Tu fan incondicional.

      Eliminar

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