martes, 31 de mayo de 2016

RESEÑA: VALERIA AL DESNUDO



Valeria está con Bruno pero ¿por qué no deja de pensar en Víctor?

Valeria ha elegido no sufrir y Víctor ser sincero, ¿podrán ser amigos?

Valeria titubea, calla, respira, siente,...

Valeria no sabe que su vida dará un giro en su próximo cumpleaños...

Y desconoce que Lola, Nerea y Carmen buscan su propio final de cuento ¿o no?


Y llegados a este punto os traigo la reseña del último libro de la saga Valeria. No os mentiré, tenía ganas de acabar. Pero no porque me aburriera, eso es imposible con estas chicas, si no para saber qué seria de ellas. 

YA SABES.... SI NO HAS LEÍDO LOS LIBROS ANTERIORES TEN CUIDADO, PORQUE HABRÁ SPOILERS DE LOS LIBROS ANTERIORES.

Valeria sigue con Bruno. Este chico le da estabilidad y le da, según ella, todo aquello que Víctor no le podrá dar jamás. Intentan verse todo lo que pueden y él está enamorado hasta las trancas de nuestra protagonista. Pero ¿qué pasa con Valeria? 
Pues que Valeria, en su infinita sabiduria (lease en modo ironía) quiere amar a Bruno, pero no puede. Sabe que con Bruno tendrá un buen futuro, un amor tranquilo, pero ella no deja de pensar en Víctor

Sigo sin empatizar con esta chica. Me ha gustado mucho esta cuarta y última parte, creo que mejor que la anterior, con los protagonistas, no con las secundarias. Pero debo decir que no puedo con Valeria. Han habido momentos en los que me han dado ganas de gritar al libro y es que esta chica a veces parece tonta. Que sí, que Víctor no se comportó como debiera, pero es que ella también tiene tela. Porque es el quiero y no puedo. El quiero estar con Víctor, pero como no me conviene sigo con Bruno, al que no quiero. Es ser egoísta. Egoísta y mucho. Porque si realmente no quieres a Bruno, pero no quieres estar con Víctor porque no te fías te quedas sola. Pero ese es el gran problema, que Valeria no sabe estar solay lo hemos podido comprobar en estos 4 libros.

En cuanto a Bruno... Bruno es un personaje que me gusta mucho. Es irreverente y mal hablado, pero adora a Valeria y realmente quiere tener un futuro con ella. Por eso le presenta a su hija. Aunque esa encerrona que le hace de traerse a la niña el fin de semana, sin que lo supiese Valeria no me gustó, las cosas como son. Después Bruno tiene que pasar una temporada en Madrid y Valeria le pide que se quede con él. Os voy a ser sincera, Valeria le pide que se quede con ella para tenerlo cerca y alejarse algo más de Víctor, que cada día lo tiene más cerca. Como he dicho, Bruno quiere estar con ella  y por eso le pide que se marchen los dos a Asturias cuando él acaba con todo lo que tiene en Madrid y Valeria al final accede. Accede pero no por la razón correcta, el amor y el querer estar junto a esa persona todos los días de tu vida, si no que lo hace para huir, huir de Víctor, de sus sentimientos y sobre todo de su vida allí y por eso al final, pasa lo que pasa.
Una cosa que no me gustó de Bruno es su manera de tratar a Valeria con lo de ser escritora. Ella escribió Oda, un libro trabajado, estudiado, meditado. Pero después de él, Valeria pasó por momentos difíciles y entre ellos la temida página en blanco por el miedo a la segunda novela. De ahí que escribiera sobre ella y sus amigas. Pero mientras Bruno le echa una bronca por no escribir más como Oda y dejar de hacerlo con esas tonterías que le pasan a ella  y sus amigas, Víctor sabe como es Valeria y no se le puede presionar y decide apoyarla, decide decirle lo que piensa, pero sin hacerle daño. Creo que ahí hay un punto de inflexión en la relación de Valeria con Bruno. Y donde Valeria se da cuenta, gracias a Víctor, que ella sirve para mucho más.

Y ahora llega el tercero en discordia. Víctor. Aixxx, este personaje es para amarlo o para odiarlo. Tuvo su gran oportunidad en las novelas anteriores, pero la dejó escapar. Cuando vio que Valeria no iba a esperar a que madurara esa reacción infantil de él, fue cuando se dio cuenta de que la quería tanto que necesitaba tenerla cerca de él. Desde entonces se convierte en un Víctor que adoro, que sabe lo que quiere, que sabe lo que necesita y no duda en luchar por ello hasta el final. Pero parece que Valeria se lo pone difícil y es que debo decir que yo soy ella  y en el momento en que para mi cumpleaños me regala lo mismo que él a ella, me tiene ahí para toda la vida. Un momento tan perfecto y nuestra "amiga" todavía se debate si fiarse o no de él. 
Un momento que me encantó en esta última parte es cuando la madre de Víctor, una sexóloga sin pelos en la lengua, se encuentra con Valeria y habla con ella sin tapujos de su hijo. Y parece que ese momento Valeria podrá conocer más a Víctor, cosas que ni él ha podido explicarle (supongo que por el dolor o la vergüenza del pasado). Y es que esta mujer se da cuenta de lo que su hijo necesita.
¿Y la historia del anillo? Aixxx, por Dios!!!!! pero que cosa tan linda. De esa pequeña historia Elísabet Benavent debería sacar otro libro!!!

Después tenemos a las inseparables amigas de Valeria. 

Empezaré por mi favorita. Lola. Lola es una descarada, que te la comes a besos y es que es encantadora. Ella sigue con Rai, ese bomboncito que conoció en Valeria en blanco y negro y que le ha demostrado que el amor existe. No tiene porque ser épico, ni siempre bonito, pero es que estos chicos tienen una química que se ve a cientos de kilómetros. Por eso, hubiera matado a Lola por lo de su jefe. Sí, tiene que ser muy tentador tener a un jefe tan guapo y tan "perfecto" cerca y que encima le diga cosas tan burdas como las que le gustan a Lola, pero parece que no aprendió nada de su relación con Sergio y el momento del sueño... uffff, esta Lola mira que hablar en sueños. Yo habría tenido la misma reacción que Rai y es que no tiene que ser plato de buen gusto que tu pareja diga el nombre de otro en la cama mientras duerme y encima se vea que está soñando con cosas indecentes. Me parece "madura" su reacción al decirle a Lola que lo dejaran hasta que probara al otro y luego decidiera. Y por una vez Lola se convirtió en una más con los chicos y pasó por diferentes fases. Y es que al fin y al cabo a Lola le cuestan algunas cositas, pero por muy bruta que sea en ciertos aspectos de su vida, es una florecilla dorada que simplemente necesitaba un madurar un poco más que las demás. 
El momento de la exposición me encantó. Sobre todo cuando las chicas se ven esos cuadros eróticos y Nerea lo pasa realmente mal, porque no será Nerea la fría, pero Nerea la templada, tampoco es que se desboque demasiado.
El momento con su jefe y que le deje con los pantalones bajados y sin nada... Chapó Lola. Esa es mi Lola y me encantó. Porque después fue a por el que realmente le gustaba, el que quería pero había tenido que hacer todo aquello para darse cuenta. 

Después tenemos a Nerea, que como he dicho antes, ya no es Nerea "la fría". Está totalmente sumergida en su negocio, que está siendo un éxito rotundo. Tiene una ayudante simpática con la que se lleva genial y un chico pululando, Jorge, que hará que se plantee ciertas cosas.
Jorge es fotógrafo y también la antítesis de lo que le gustaría a Nerea. Y es que Nerea sigue moviéndose, en algunos momentos, por lo que hay en el exterior y no en el interior. Y aunque no quiere, sucumbe ante los encantos de este chico, que parece que le gusta estar con ella, supongo que para picarla, reírse y luego follar, pero para poco más.
Me gusta las escenas de sexo de Nerea, porque se ve su evolución. De no querer hacerlo en ningún sitio que fuera la cama, luego la vemos que lo hace en cualquier rincón.
También me gusta la evolución de este personaje en cuanto a la persona se refiere. Nerea en los primeros libros era una mujer cortada por un patrón exacto, que sabía lo que tenía que hacer y no se movía, para nada, por sus sentimientos. Eso la hacía ser Nerea "la fría", pero en este libro todo eso ha cambiado. Ella sabe lo que quiere y puede que no sea lo que ella pensó, pero si eso le hace feliz, ella consigue llegar hasta allí. 
La que podríamos creer que se casaría primero, acaba con un novio nuevo, al final del libro.

Y por último tenemos a Carmen. He dejado a esta chica para el final, porque quería estar un ratito más con ella. Carmen es madre, Gonzalo ha nacido y es todo lo que ella quiere en este mundo. Pero el problema es que su faceta de mujer trabajadora sale a relucir y Carmen tiene el problema que todo mortal tiene cuando nace su bebé. Que la conciliación es un asco. Porque si decides reducir jornada laboral puede, seguramente, que te miren mal en el trabajo. Puede que tus compañeras te marginen. Puede que aquellos sueños que tenías de llegar lejos tengan que posponerse. Y eso es lo que le pasa a Carmen. Carmen se debate entre esas dos mujeres y no quiere. La presión de una madre es tal... que muchas veces nos sentimos solas y desamparadas. Nos llega a abrumar mucho la situación y lo pasamos realmente mal.
Pero es que el problema de Carmen crece en el momento en que, pensando que no pasaría, se vuelve a quedar embarazada. Y aquí siento que conecté con Carmen con sus sentimientos. Y os explico el porqué. Entiendo que se sintiera abrumada por lo que se le vendría encima. Entiendo que se enfadara, porque llevaba el diu y con eso en principio no tiene porqué pasar nada. Entiendo que se decepcionara pensando en volverse a quedar en casa y no poder salir a trabajar.
Todo lo entiendo pero no lo comparto. 
Carmen es una mujer fuerte y encima tiene a un hombre, Borja, que la adora, como nos ha dejado ver no solo en esta última historia si no desde el principio. Así que ese arrebato de niña que tiene porque está embarazada y parece que se enfade con el mundo por la frustración, desaparece en el momento en que cree que pierde a su bebé. Porque sí, porque sientes que eres madre desde el mismo instante en que ves el positivo. Porque es tu bebé, no un feto. Y lo digo, porque yo durante mi embarazo tuve dos pérdidas. Una de ellas, muy fuerte y donde pensé que perdía a Carlota. Lloré todo el camino al hospital pensando que mi sueño se había ido. Y es que a Carmen le pasó algo parecido. El pensar que podría no pasar, que podría haberse ido, fue lo que hizo que reaccionara.

La pluma de Elísabet sigue siendo fluída, divertida  y fresca. Aunque debo reiterar, ahora que he terminado la saga, que al final todo parece repetirse un poco y creo que con una trilogía habría más que suficiente. Igualmente, la historia de estas cuatro amigas se queda en mi corazón. Sobre todo, por los cambios tan bonitos de las secundarias.

En cuanto al final, solo diré que aunque previsible, me gustó mucho. Contuve el aliento como Nerea, Lola y Carmen y es que me hubiera gustado estar ahí con ellas mientras Víctor les abría su alma. También me gustó el final, de los finales, pasado unos años, viendo como nuestra "amiga" ya había madurado lo suficiente y Víctor seguía tan cañón como siempre.

Sentí un momento de vergüenza ajena y que no terminó de gustarme y fue cuando Valeria llamó a Víctor para que escuchara su momento de sexo con Bruno. Y viceversa. Me pareció soez y supongo que yo sí hubiese colgado, por el dolor que podría llegar a sentir.

Si te gusta el chick-lit yo creo que te gustará esta saga y es que siempre podrás sentirte identificada con alguna de las chicas. 

¿Y tu quién eres? ¿Nerea la fría? ¿Lola la irreverente? ¿Carmen el pepito grillo de las cuatro? ¿ O Valeria la indecisa? Cuéntame.

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